Qué hace que el Dodge Charger SRT8 Super Bee sea un clásico instantáneo
Adivinar qué turismos van a ser futuros tradicionales puede ser difícil. Los deseos cambian a medida que pasa el tiempo, y lo que puede ser considerado en la cima del juego de los coches en este momento, puede desvanecerse en la obscuridad en unas décadas. Turismos que un año tienen la posibilidad de considerarse indeseables, pueden dispararse en valor y respeto, pero otros detallan todos los signos de ser un clásico desde el momento en que salen al mercado.
Construir a partir de un legado venerado es una de las formas en que esto sucede, con coches como el nuevo Shelby Mustang GT350 o el Dodge Demon que la mayor parte de los entusiastas reconocen como una continuación y mejora de los tradicionales precedentes del catálogo de la marca. En el momento en que estos homenajes se hacen adecuadamente, está claro que alcanzarán el estatus de tradicionales, incluso cuando sean nuevos.
Si bien Dodge se gana mucho respeto al regresar a sus raíces como división de posibilidades de Chrysler, con turismos como el Charger Hellcat, en décadas precedentes, su reputación cayó en picado. Pero este resurgimiento no sólo se ha producido en los últimos un par de años, en 2012 Dodge lanzó una continuación de su legendario Super Bee que pasó desapercibido para el aficionado medio a los coches, pero entre los entusiastas de Mopar, es un futuro tradicional seguro.
Prosigue leyendo para saber qué provoca que el dodge SRT8 Super Bee sea un futuro tradicional seguro:
Llevando la asequibilidad a la edad de oro del músculo
Era el año 1968, uno de los mayores años de la historia de los muscle cars. Monstruos como el Pontiac GTO y el Chevy Chevelle estaban en su punto álgido, tanto en potencia como en confort, saliendo de manera directa de la fábrica, y en las calles que dominaban impunemente. Estas grandes potencias V8 no tenían contrincante, ya que el comburente costaba poquísimo y no había que cumplir ninguna norma de emisiones seria, los muscle cars eran los reyes. Pero los grandes nombres del mundo de los muscle cars eran inaccesibles para la mayoría de la multitud, eran opciones de alto rango de coches de tamaño medio. Para hallar la capacidad V8 que deseabas, debías decantarse por prácticamente todas las opciones que tenía el vehículo.
Fue Plymouth, la marca hermana de Dodge, la que tomó nota de esto. Su GTX apoyado en el Belvedere era entre los nombres a batir, pero seguía esa pauta de exigir opciones de lujo para tener el más destacable V8. Dodge tenía esta fórmula en el Coronet R/Tapoyado en exactamente la misma interfaz de carrocería B que el Belvedere.
Pero en el momento en que Plymouth dio el salto a un territorio asequible con su Road Runner, apoyado en el Belvedere, con un gran motor V8 pero sin el equipamiento de lujo, fue un éxito instantáneo. Tanto es conque Dodge decidió realizar lo mismo con su Coronet R/T, el mismo año nace el Road Runner, asimismo viene al planeta el Coronet Super Bee (un juego de palabras del "B-body" en el que se basaba).
Picando al Correcaminos, y a los corazones de los entusiastas
Con el lanzamiento del Super Bee justo después del Road Runner en 1968, estaba claro que estos muscle cars menos lujosos, pero igualmente poderosos, eran una predicción precisa de lo que la gente de la época deseaba. El Super Bee venía de serie con un V8 de 383 que podía poner 335 CVun chisme para lo accesible que era.
Aunque el Road Runner y el Super Bee eran turismos de carrocería B prácticamente idénticos, Dodge tenía la reputación de ser la marca de gama mucho más alta dentro del conjunto Chrysler, con lo que le dio al Coronet Super Bee el salpicadero de su Charger de gama más alta, novedades en la palanca de cambios, una suspensión más robusta y un fundición de metal en 3d Emblema del Super Bee (en contraste al adhesivo 2d del Road Runner).
Pero ese sería el problema, la fórmula accesible no era tan impactante en un largo plazo para una marca de gama alta, Plymouth vendería 84.000 Road Runners en 1969, en frente de los de Dodge 28.000 Super Bees de Dodge. Pero los Super Bees eran muy queridos por quienes los adquirían, y un verdadero motor de su época, que se ganó un espacio estable como leyenda de Mopar.
En 1971, Dodge cambió el nombre de Super Bee del Coronet al Charger, en tanto que el Coronet se posicionaba como un modelo mucho más asequible opción alternativa al Charger. Si bien el Charger Super Bee de 1971 era lo destacado que se podía hallar en lo que se refiere a músculo Mopar accesible, este sería el último año del Super Bee, en tanto que fue se eliminó completamente tras sólo 3 años de vida.
Un paso en la dirección adecuada
Aunque el Super Bee original tuvo una vida corta, murió como una leyenda. Hasta entonces, Plymouth había estrellado el nombre de Road Runner contra un muro a finales de los años 70, al adjuntarlo a packs cosméticos en coches como el Volare, transformándolo en un mero truco. Pero el nombre Super Bee se mantuvo puro, y pervivió como un nombre venerado entre los entusiastas de Mopar.
Aunque nuestro Dodge Charger había sido ciertamente castrado en la era del Malestar, fue víctima de una época terrible para el desempeño americano. En 2006, Dodge revela su 6ª generación del Chargerel primer Charger nuevo desde su mediocre modelo de 1987.
A partir de 2007, y hasta 2009, Dodge revivió el legendario nombre de Super Bee para el Charger, con una edición limitada de 1000 al año. Basados en el Charger SRT8 de alto rango, estos Super Bees eran veloces y divertidos de conducir, pero perdían el sentido original del nombre. En vez de recortar los adornos y el elevado precio del modelo de gama alta, los gráficos del Super Bee se añadieron simplemente sobre un sRT8 ahora construido.
Además de esto, esta generación del Charger no obtuvo la mejor respuesta por la parte de los usuarios, ya que el interior, casi totalmente de plástico, y la mediocre calidad general hicieron que fuera más bien desilusionante como historia de regreso de un turismo otrora legendario.
El sucesor espiritual, 41 años de trabajo
Finalmente, en 2011, se pone en venta la 7ª generación del Charger. El nuevo Charger, que supone una gran optimización respecto a la 6ª generación, tiene un interior y un exterior bien diseñados y construidos, una mejor calidad de conducción y actualizaciones en la mayor parte de los rincones del coche. Con turismos como el Hellcat, Dodge se compromete a volver a sus raíces como la marca de altas posibilidades que fue en su día.
Con el Charger SRT8 todavía en producción, Dodge decide por último revivir el Super Bee como un sucesor adecuado de lo que una vez representó, y en 2012, esto se hace situación. Con el lanzamiento del nuevo Super Bee, el venerado nombre se une por fin a un coche que representa lo que verdaderamente significa. Ofreciendo el motor y la transmisión del SRT8pero sin las opciones de gran lujo primordiales para escoger el bulto SRT8, el Super Bee cuesta 4.300 $ menos que su hermano de alto rango, sin dejar de ofrecer todas las posibilidades. Y lo que es preferible, Dodge ha recuperado el modelo de fundición 3d Logo del Super Bee.
Con un V8 392 Hemi bajo el capó, con 470 CV y un 0-60 MPH de 4.5 segundosy desprovisto de las opciones de alto rango que encarecen a su hermano, el SRT8 Super Bee es al fin un auténtico retorno a la forma como forma asequible de obtener prestaciones musculares de alto rango. Aunque sólo duró de 2012 a 2014este número de producción con limite, pero habitual, conjuntado con el hecho de que era una verdadera continuación de un nombre legendario y querido, lo convierten en un clásico definitivo en esta época de muscle cars modernos.
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