Esto es lo que convirtió al Renault Clio Williams en un icono de los Hot Hatch de los 90
Podría decirse que los coches de carreras han alcanzado su cénit. La turboalimentación moderna ha dado lugar a una potencia y unas prestaciones que, si rebobinaras hasta hace 20 años, no desentonarían en la hoja de especificaciones de tu típico supercoche.
Mira el Mercedes AMG A45 S, por ejemplo: su motor de 2,0 litros y cuatro cilindros ofrece 415 CV, suficientes para llegar a los 100 km/h en 3,9 segundos. Eso es un auténtico rendimiento de supercoche. Y sus rivales tampoco son muy diferentes, ya que el actual Audi RS3 tiene 395 CV y llega a los 60 en 4,1 segundos aunque la gente lo ha conseguido en 3,7 segundos.
Así que sí, ahora es definitivamente la era del utilitario superrápido. Sin embargo, no es la única época que merece la pena destacar, ya que los años 90 estuvieron llenos de brillantes -aunque menos potentes- utilitarios. Y uno de ellos fue el Renault Clio Williams, por una larga lista de razones.
Así pues, veamos qué hizo del Renault Clio Williams un icono de los utilitarios de los 90
El Renault Clio Williams: Un Hot Hatch con vínculos con la F1
Antes de que nadie condujera el Renault Clio Williams, ya tenía bastante peso. Verás, el Williams en su nombre hacía referencia al legendario equipo de F1 del mismo nombreco y fue utilizado por Renault para celebrar la asociación entre la empresa y el equipo.
Pero la cosa no se quedaba ahí, ya que el otro elemento que delataba -al menos para el ojo agudo- era su color. El único esquema disponible que podías tener -lo que no era en absoluto malo, sino todo lo contrario- era 449 Azul deportivo metalizado y doradoque, según Influx, se inspiró en el Williams-Renault FW15C de Alain Prost, ganador del campeonato. Sin embargo, el Clio Williams no fue, a pesar de su nombre, diseñado o desarrollado de ninguna manera por Williams.
El Clio no era el único vínculo con el deporte del motor, ya que fue desarrollado por Renault Sport la división de la empresa centrada en el rendimiento - a las carreras Según Evo, Renault Sport quería dedicarse a los rallies, y la cilindrada máxima de la clase era de 2 litros. Entra el Clio Williams. Sólo se necesitaban 2.500 coches, aunque en realidad se construyeron 3.800, en 1993. Con el paso de los años, la popularidad crearía una demanda que también superó con creces esa cifra. Así pues, las prestaciones eran la base del Renault Clio Williams. Y la forma de conducirlo lo corrobora.
El Renault Clio Williams se maneja de forma brillante
El Clio Williams tenía muchos puntos fuertes, pero podría decirse que el mejor de todos era su manejo. Renault no se contuvo en este aspecto Según Evo, se tomaron prestados los subchasis delanteros reforzados del piloto de la Copa Clip, se instalaron muelles, amortiguadores y brazos de torsión traseros mejorados y, para terminar, se añadieron barras estabilizadoras más gruesas. Ah, y no olvides que la pista también era más ancha. El resultado, como puedes imaginar, fue brillante, y muchos comentarios afirmaron que el coche tenía un tremendo nivel de agarre y aplomo en las curvas.
Y no todo era sólo el paso por curva, ya que su motor también era una maravilla. Era una unidad de 2 litros, de cuatro cilindros con aspiración natural, que desarrollaba 148 CV a 6.100 rpm y 126 lb-pie de par a 4.500 rpm. Puede que eso no parezca mucho, sobre todo para los estándares actuales, pero no dejes que esas cifras te engañen, ya que el Clio Williams era rápido. Para empezar, era pequeño y ligero -unos 980 kg- y su motor de cuatro cilindros, gracias a su aspiración natural, era sensible y potente. Así, el Clio Williams podía llegar a los 100 km/h en poco menos de 8 segundos y alcanzar los 130 km/h. No está mal, la verdad, pero se trata más bien de la experiencia general y la diversión que ofrece el Clio.
En cuanto al aspecto, el Clio Williams tampoco estaba nada mal. Es cierto que era sutil, sobre todo en comparación con el estilo "mírame" de muchos coches modernos, pero esto no era malo, en absoluto. Los arcos abombados, la postura ancha y el capó abombado daban un aspecto que era el equilibrio perfecto entre sutileza y agresividad. Por no hablar de las llantas, de 15 pulgadas y de color dorado. Por si todo eso no fuera suficiente para saber que el Clio Williams tenía garra, también había pegatinas "Williams" repartidas por todo el coche. Era un coche que tenía un gran aspecto cuando debutó, y que también ha envejecido fantásticamente.
A lo largo de los tres años de producción del Clio Williams, se fabricaron algo más de 12.000 coches. Los 3.800 iniciales, a menudo denominados modelos de la Fase 1, venían todos con una placa en el salpicadero que representaba el número del coche. Los modelos de la Fase 2 y 3 -que llegaron en el 94 y el 95 respectivamente- representaron muy pocos cambios respecto a los modelos de la Fase 1, estando el primero basado en el Clio de la Fase 2 y el segundo ofrecido en un tono diferente de azul, llamado Mónaco. La oportunidad de poseer uno gracias a un lanzamiento más amplio fue sin duda bien recibida por muchos, pero para aquellos que hicieron la inversión inicial para un Fase 1, significó que su coche de edición limitada era ahora, bueno, no tan limitado.
En cualquier caso, el Renault Clio Williams era brillante. Una leyenda de las berlinas. Un vehículo polivalente que ofrecía un placer de conducción al que pocos de sus rivales podían acercarse. Y por esas razones, el Renault Clio Williams siempre será un icono de los utilitarios de los 90.
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